Mitos alimentarios

Los mitos son muy antiguos pero no constantes, evolucionan. Unas veces se refuerzan y otras se inactivan, cambian y hasta se olvidan, al mismo tiempo que nacen otros nuevos que se van desarrollando y potenciando con diferentes niveles de aceptación.

Basamos nuestra alimentación y por tanto nuestra salud, en afirmaciones, muchas veces, falsas, surgidas porque la ciencia aún no ha llegado a conocer la realidad a fondo. También puede haber razones interesadas en influir en la voluntad de los consumidores, casi siempre fomentando el mercado de un determinado alimento.

Se siguen creando mitos y se continuará haciendo en el futuro, unos se divulgarán como las semillas, y otros ni siquiera llegarán a nacer o, tendrán una vida tan corta como la de algunas dietas milagro.

Hay mitos que son verdades rotundas, otros solo llegan a medias verdades e incluso los hay que son enormes mentiras. Son casi infinitos, pero poco a poco nos encargaremos de ir añadiendo algunos de ellos.

La prevención de enfermedades nutricionales comienza en el biberón

Inmediatamente después de que el niño deja de mamar, puede comenzar la gestación de enfermedades nutricionales, que se manifestarán en diferentes periodos de la vida. Incluso es posible que empiece antes si la lactación, por cualquier motivo, no completa la alimentación del niño, aún en el caso de que se sustituya la lactancia natural por la artificial a través del biberón.
La correcta alimentación del niño durante el primer año de vida le enseñará a adquirir hábitos correctos en relación con la comida.

Los hornos microondas alteran los alimentos

El funcionamiento de los hornos microondas se basa en la transformación de la energía eléctrica en ondas de alta frecuencia, que penetran en los alimentos y producen una fricción entre las moléculas de éstos que lleva a su calentamiento.
Alteran los alimentos en sus cualidades organolépticas y generalmente calientan de manera superficial. Los expertos consideran que la pérdida de nutrientes que se produce en el microondas es similar a cuando se cocina con métodos convencionales. Debemos aprovecharnos de forma esporádica de su utilización, especialmente para calentar algo de manera rápida, ya que el sabor de los alimentos si sufre modificaciones.

La comida basura envenena

La «comida basura» es un concepto difícil de definir. De hecho, hay teóricos como Vincent Marks que niegan su existencia, porque entienden que lo que realmente existe es la dieta basura. Lo que realmente puede envenenar y ocasionar subidas importantes de peso y colesterol es que reiteremos mucho la ingesta de productos o que elijamos mal los menús, ya que la oferta, en general, y pese a tratarse de comida rápida, es variada y muy controlada en su elaboración. La comida puede ser más saludable o menos. Puede tener más calorías o menos. Pero lo que conocemos como «comida basura» ni lo es, ni envenena. En los establecimientos de comida rápida el consumidor tiene la capacidad de elegir entre platos más o menos saludables.
Si conviene alertar sobre la importancia de variar la dieta porque cuando se abusa de una determinada ingesta y se consume en cantidades excesivas, sea lo que sea, es perjudicial para el organismo.

Los OMG (Organismos modificados geenéticamentee

Nadie nunca ha demostrado efectos perjudiciales para la salud de ningún producto transgénico, pese a la enorme presión ejercida por los grupos ecologistas en la opinión pública. No hay ninguna razón de seguridad alimentaria o de calidad que esté en contra de estos cultivos ni de su utilización.